La puerta está cerrada y no estás tú,
la habitación guarda el último cansancio
lo mismo que un paisaje en la pared,
pero no has muerto ninguna vez todavía
sólo tengo la soledad que es una pieza de tu muerte
pero mi recuerdo es posible gracias
que llevo dibujadas tus manos en las mías.
Quien no te quería no tiene derecho a decir tu nombre,
tu muerte no existió aquel veinte de mayo,
escondí tu vida en mi corazón
ya que perderte es apagar un latido.
Tal vez es necesario mentir ahora que
soy una mujer para volver a ser niña.
Una niña siempre sabe que ángel
le puede prestar las alas,
que personas desembocan en los ojos
sin inundarle la mirada. Me pregunto desde entonces
¿quién consuela la casa vacía?
yo voy de todos los lados a tu nombre
hay un día en cada calendario
martes, 7 de mayo de 2019
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