miércoles, 9 de octubre de 2019

Apagaste la luz.


Fuiste apagando luces, una a una,
como quién deshoja una margarita
esperando que el amor estuviera guardado
en el último pétalo.
La oscuridad siempre te ha quitado
las ganas de vivir y no has pensado
que alguien va a llorar por ti,
que alguien busca tu nombre
al encender las luces.
Has tachado de golpe
todos los días del calendario,
has bebido del agua que
se bebe cuando no tenemos sed.
Las luces que más te alumbraban
empezaban a tiritar y no era necesario el fin
que ocupa el último lugar.
Apagaste la luz de la habitación
y dejaste las cosas como estaban,
cerraste la puerta que se
abre solamente una vez.
Crees que la habitación se ha apagado
 pero sólo tú te has quedado a oscuras.
Ya haces falta en tu cuerpo,
ya haces falta que no seas alguien
inventado, ya hace falta
que no te hayas ido sin apagar la luz.

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