sábado, 23 de mayo de 2020

Un abrazo.

Llega ese momento
que nos arrancamos de nosotros,
nos alejamos de nuestra piel
para ser un consenso en
el mismo lugar,
cuando no necesitamos
excusas para que
decrezcan las distancias.

Llega el momento de
desvestirnos al abrir los brazos
y ya no crezcan lejanías,
ni relojes que cambien
la primavera que aprendimos
cuando la vida era verdad.

Este abrazo nos ha regalado,
otra esperanza,
la soledad no ha parado nunca
cuando las puertas estaban cerradas.
Este abrazo es necesario
para que el verano
no venga frío.

Y unos brazos que no son los míos,
son un gesto que entran en mi cuerpo
para dibujar tu silueta.

Y unos brazos que no son los tuyos
te rodearán para ponerte a
salvo de aquel olvido que no lo era.


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