lunes, 30 de mayo de 2022

Las diez de la noche.

La calle cada vez se hacia más larga,
yo sabía que la suerte también se acababa,
 entonces me acerqué a ella sin respuestas
era la mejor forma de sobrevivir a sus preguntas.

Al llegar a ella apagué mis ojos
 para amar siempre debí de ser un ciego,
entonces me dio su nombre
porque había poco que decir y
mucho que hablar en silencio.

Quizás ella todavía no me quería,
yo sabía que no pierde quién no huye
y que sin querer,  también se puede querer.

 Quizás el primer beso no sea el mejor recordado,
cuándo todavía no le he dado el último.
Y los días que más recuerdo son los que no han acabado.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario

Madres

 Todo los que hemos vivido también existió para ellas: - Ellas  recuerdan que inventar una persona era construir una sombra que se pusiera d...