viernes, 16 de agosto de 2019

El viaje.


Hay un hombre que grita en el vagón del metro
su voz sigue en el asiento,
grita más fuerte, a su edad ya nadie le escucha,
su cuerpo tiene más memoria que vida,
su cara tiene el valor de una
moneda perdida.
Ese hombre se parece a todos nosotros,
y creemos que la nieve no
ocultará nuestro reloj,
y creemos que nuestro vagón siempre
para en andenes dónde nos esperan
pasajeros.
Hay muchos gritos dentro de los hombres
esa voz tiene más significado
que fuerza.
Ahora las palabras son días de
calendario, anuncios de citas
anotadas en un papel, todo
lo que se dice se parece
a una burocracia que se ha creado
para no sentir nada.
Quizás todos los hombres
gritamos a la vez, creemos
que el dolor que más duele
es el que llevamos dentro,
y la voz que más suena
siempre no es la de nosotros,
cada persona tiene la libertad
que le damos los demás,
el grito va hacía fuera
pero el dolor siempre sacude
para dentro,
la vida es como un vagón
que circula sin pasajeros,
se bajan todos
y vivimos de oídas sin
escuchar a nadie.
Hay un hombre que grita en el vagón de metro,
no hay nadie,
la luz parpadea con miedo en cada grito,
el vagón sigue por un raíl de tiempo
pasan los días de la madrugada,
el viaje siempre acabará al final de la noche.
 

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